martes, 1 de octubre de 2013

Los certificados energéticos: del “Todo a 100” al trabajo bien hecho"

La certificación energética nos ayuda a conocer las posibilidades de ahorro de energía que tienen nuestros edificios. El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid aboga por terminar con la guerra de precios y concienciar a los ciudadanos de la importancia de un certificado de eficiencia energética bien hecho.

Por Pilar Pereda Suquet
Arquitecta y Secretaria General del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid
secretario@coam.org
pilar.pereda@coam.org


Hace cinco meses, el 15 de Abril de este año, entró en vigor el nuevo Real Decreto de Certificación Energética, RD 235/2013, que obligaba a certificar aquellos edificios o partes de edificios que se vendieran o alquilasen a partir del 1 de Junio. Desde esta última fecha han pasado más de tres meses y se han registrado unos 170.000 certificados.

Este proceso, que ha llevado a certificar muchos edificios o partes de los mismos en un corto periodo de tiempo, ha conducido a crear un profundo caos en los ciudadanos que sólo saben que tienen que tener este documento si quieren vender o alquilar su inmueble, vivienda o local, pero no saben por qué, ni la información que les aporta.

También ha dado lugar a una guerra de precios a la baja entre los técnicos, o más bien entre organizaciones con ánimo de lucro, que no han favorecido absolutamente nada el mensaje que realmente debería haberse transmitido a los ciudadanos. Una vez más el interés personal de unos pocos ha prevalecido sobre el interés de la sociedad.

Cuando estos certificados deberían haber servido para que los ciudadanos, la Administración e incluso los profesionales, conocieran de forma objetiva el estado energético en el que se encuentra el parque edificado español, y pudieran impulsarse medidas para su mejora, favoreciendo de esta forma el ahorro de energía y ayudando así a cumplir los objetivos de Kyoto y del paquete Energía y Cambio Climático 2020, se ha perdido el objetivo y sólo han servido para que los ciudadanos piensen que se les impone un nuevo impuesto, que ni siquiera saben quién se lo impone.

La gran mayoría de la sociedad afectada desconoce que esto viene derivado de Directivas Europeas que fijan unos objetivos de ahorro de energía que España está obligada a cumplir, para conseguir que los edificios consuman cada vez menos energía y se reduzcan así las emisiones de CO2. También se desconoce que este Real Decreto de Certificación Energética aplicado a los edificios existentes llega con años de retraso y después de una amenaza europea de multa millonaria.
ero ¿quién es el responsable de este caos? Realmente la responsabilidad como siempre no es de nadie y es de todos. La Administración por la tardanza en publicar la reglamentación y por la premura en su aplicación una vez publicada, por no difundir adecuadamente los beneficios a los ciudadanos y también por la falta de control ante la imposibilidad de hacer frente a la avalancha.
Algunos técnicos por querer comerse un trozo de tarta más grande que los demás, o casi mejor, por querer dejar a muchos sin tarta, llegando en casos extremos a ofrecer una calificación alta a precio de saldo y “sin molestias, no necesitamos visitar su vivienda”.
Los ciudadanos por pensar, dentro del desconocimiento que tienen, que “como esto no me sirve para nada cuanto más barato mejor”.
Los grandes perjudicados, todos también, la Administración porque estos certificados del “todo a cien” no cumplen sus objetivos de conocer como está energéticamente el parque nacional edificado.
Los técnicos que han realizado bien su trabajo, porque no han conseguido transmitir a sus clientes la importancia de las mejoras, perdiendo oportunidades de trabajo y de ayuda a los ciudadanos en esa labor de información sobre posibles reformas algunas sencillas y económicas.
Y los ciudadanos, los más perjudicados, entre otras cosas porque ellos sólo podían elegir al técnico, y que, ante el desorden y la desinformación, han optado por comprar el “papel” más barato, perdiendo la oportunidad de mejorar el confort y disminuir el ahorro de energía, con el consiguiente ahorro económico en las facturas de energía.
Pero también han perdido los ciudadanos, que quieren comprar o alquilar una vivienda o un local, la oportunidad de saber cuánto les costaría su climatización, lo que les hubiera permitido comparar y elegir aquellos que con mejor calificación llevarían aparejado un ahorro económico en los recibos de energía, permitiéndoles a su vez acordar un coste más económico del alquiler, llegado el caso.
Pero otra pregunta a plantearse sería ¿por qué algunos se empeñan en denostar este certificado? ¿no será que no tienen ningún interés en que ahorremos combustible?, debemos plantearnos esta cuestión.
Realmente esta medida ha llegado tarde, y además su aplicación está siendo algo desordenada, y como dicen algunos, las herramientas de calificación no son perfectas. Puede ser, pero como siempre hay rayos de esperanza que permiten pensar que esta situación se va a reconducir. ¿Con inspecciones y sanciones? Posiblemente sean necesarias, al menos de forma aleatoria, ya se han abierto expedientes por calificaciones que no se ajustaban a la realidad, y las sanciones por incumplimientos de esta normativa van desde los 300 euros a los 6.000 euros.
Pero vamos a pensar que no se va a reconducir en base a sanciones, sino que va a ser la sociedad quién entienda la importancia de esta medida y empiece a requerirla por interés para conocer si podría ahorrar energía en su vivienda, y no por obligación.
Es cierto que la certificación energética según el RD 235/2013, sólo contempla una parte de lo que podríamos llamar factores objetivos de evaluación, y que hay herramientas más completas, pero los programas reconocidos por la Administración permiten incluir información objetiva sobre la eficiencia energética de un edificio y valores de referencia tales como requisitos mínimos de eficiencia energética con el fin de que los propietarios o arrendatarios del edificio, vivienda o local, puedan comparar y evaluar su eficiencia energética. A nivel de usuario la comparación es absolutamente necesaria, de otra forma el usuario no tendría referencia objetiva sobre lo que consumo más o consume menos.
Por otro lado el nuevo Real Decreto 235/2013 abre una puerta a un mejor conocimiento de la eficiencia energética, por el sólo hecho de que además de indicarse en la etiqueta el valor de emisiones, aparece la cantidad de energía primaria consumida. Esto significa que se le da al usuario información no sólo medioambiental, sino también de su consumo, y en consecuencia se da información sobre lo que en realidad ahorra, que es “no consumir”, frente a consumir lo mismo pero con un combustible que tiene menos emisiones.
Este concepto ha quedado reforzado con la nueva orden FOM/1635/2013, de 10 de septiembre, del Ministerio de Fomento, por la que se actualiza el Documento Básico DB-HE «Ahorro de Energía», del Código Técnico de la Edificación, aprobado por RD 314/2006.
Este nuevo DB-HE, que ha entrado en vigor el pasado 13 de Septiembre, modifica especialmente la parte que afecta a la limitación del consumo energético, incluyéndose una nueva Sección HE 0, donde se define el limite del consumo de energía primaria no renovable de los edificios en función de la zona climática de su localidad de ubicación y del uso previsto. Así la calificación energética para el indicador de consumo energético de energía primaria del edificio o la parte ampliada, debe ser igual o superior a la clase B, según el procedimiento básico para la certificación de eficiencia energética aprobado mediante el RD 235/2013.
La Sección HE 1, sobre limitación de la demanda energética, también ha modificado notablemente el concepto, fijándose un valor límite de demanda de calefacción y de refrigeración en kWh/m2·año, en función de la zona climática y del uso.
Incorpora también criterios de aplicación en edificios existentes, destacando el de “no empeoramiento” de las condiciones preexistentes de ahorro de energía y el de “flexibilidad” en los casos en los que no sea posible alcanzar el nivel de prestación establecido con carácter general en el DB.
Todo esto es ya presente y va a mejorar mucho el ahorro de los edificios de nuestro país.
Con el objetivo de ayudar a los profesionales, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, COAM, además de formar a casi mil arquitectos, ha creado un espacio en su Web, “CERTICOAM”, para responder las dudas que puedan surgir.
También el COAM para dar a conocer todos estos procesos, así como el impulso que desde la Administración se está dando a la rehabilitación, ha lanzado un proyecto que se denomina “Madrid RENOVE”, que tiene como finalidad promover la rehabilitación urbana de la capital con la participación de empresas, instituciones públicas y privadas. El primer proyecto está centrado en Madrid Río, y podrán competir todas las comunidades de vecinos, de las fincas situadas en la primera línea del río Manzanares y que hayan sido construidas antes de 1981, para conseguir una rehabilitación en condiciones económicas muy ventajosas.
Otro proyecto que va a lanzar en breve el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid dentro de este mismo proyecto será el Madrid RENOVE Hoteles, basado en el Plan PIMA SOL recientemente aprobado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) que tiene como objetivo potenciar el ahorro e impulsar medidas de rehabilitación energética y la utilización de energía renovable en establecimientos hoteleros. El Plan comprará las reducciones de emisiones de CO2 que se consigan con la rehabilitación de establecimientos hoteleros que mejoren su calificación energética en al menos dos letras.

ENLACE A LA NOTICIA

(articulo revista Ecotimes de Septiembre)

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